La Liga Espartaquista en la Revolución Alemana
INTRODUCCIÓN
Dentro del Imperio Alemán, sucedieron diversos levantamientos sociopolíticos en relación a la Primer Guerra Mundial. Las ideologías de izquierda y de derecha, los nuevos partidos con diferentes líderes y representantes hacían de las suyas para desestabilizar el poder de los gobernantes.
Ocurrieron congresos previos del lado de la política de izquierda, se presentaban muchas posiciones con respecto al enfrentamiento que se avecinaba, votaciones a favor y en contra de la guerra, y varias persecuciones políticas y encarcelamientos. La prensa tenía un rol importante, el partido comunista sufría desdoblamientos de sus integrantes.
Teniendo como punto de inflexión la votación sobre los créditos militares para el desarrollo de la guerra, la problemática que emerge es sobre cómo surgió y desarrollo la Liga Espartaquista durante el período de 1914 a 1919. Se hará hincapié en puntos específicos, en preguntas como: ¿Qué postura tenían con el desarrollo de la guerra? ¿Quiénes fueron los ''Mosqueteros del espartaquismo''? ¿Qué sucedió con Luxemburgo y Liebknecht?
En este artículo, usaré la obra de Pierre Broué para entender el contexto interno y externo de la revolución en Alemania; de Gilbert Badía para su compilado de fuentes junto al estudio sobre los espartaquistas, y por último, en un trabajo de Paúl Frolich sobre Rosa Luxemburgo.
4 de Agosto de 1914
Días previos a la fecha, el gobierno de Alemania le declaraba la guerra a Rusia, y el país entraba en un estado de emergencia. El 2 de agosto, los dirigentes ejecutivos del partido socialdemócrata, quienes estaban profundamente divididos, organizaban una reunión fugaz para analizar la postura de los créditos militares, los cuales eran exigidos por Bethmann-Hollweg.
Votar a favor de los créditos, es estar a favor del desarrollo de la guerra. Los dirigentes del partido se mostraban neutrales, pero ocurrió algo que dio vuelta el hilo del partido. De una postura neutral, se optó por un voto a favor del desarrollo bélico junto a todo lo que implicaba. Este cambio de postura era una imperdonable reacción al programa de la Internacional aprobado en el congreso. Lo que debía o no suceder, ocurrió.
Aprobados los créditos, los socialdemócratas con un compromiso en la guerra y la garantía que se realice, comienza un nuevo tiempo para el desarrollo de la política de izquierda. El día 4 de agosto de 1914 moría la Internacional.
Los "Mosqueteros Espartaquistas"
En desacuerdo con afinidad a una revolución por parte de las masas como el principal objetivo, surgen 4 personas muy importantes durante el curso de la guerra dentro del plano social en Alemania. Sus nombres eran Karl Liebknecht, Rosa Luxemburgo, Clara Zetkin y Franz Mehring; quienes se basaban principalmente en el fundamento del internacionalismo y obviamente en los principios revolucionarios. Pero, ¿Quiénes eran y qué hizo cada uno?
Karl Liebknecht es diputado del parlamento de Prusia desde 1903, hijo de Wilhelm Liebnecht, compañero de Bebel. Por su rol de lucha contra el militarismo, conoció la cárcel. Durante la guerra, y gracias a su oralidad y la afinidad con la juventud socialdemócrata, fue elegido para ocupar el cargo de presidente de la Internacional.
Rosa Luxemburgo, una periodista teórica del grupo. Militante del SPD (Partido Socialdemócrata Alemán), pero ella se oponía a la participación de los socialdemócratas durante la guerra. En disputa con Lenin, y con grandes movimientos con intentos revolucionarios, le valió un proceso dentro de la cárcel durante el transcurso de la guerra.
A Franz Mehring se lo podría catalogar como un mentor dentro del movimiento, un gran poseedor de cultura y respetado hasta por sus adversarios. Otra gran participante de este movimiento fue Clara Zetkin, una gran luchadora feminista. Una persona con una sabía experiencia, también recordada como la única sobreviviente a la revolución de noviembre.
El voto de Liebknecht
Con la fecha del 3 de diciembre, dentro del Reichstag, Liebknecht vota solo, mostrando su carácter y comenzando su compromiso revolucionario haciéndose de una posición opositora del partido. Se comienza una nueva etapa para Liebknecht y para la socialdemocracia.
Represión y condenas
Si bien el origen del espartaquismo comenzó en ese momento de la votación hacía los créditos, también empezó la cacería a los principales dirigentes. En un documento inédito encontrado, vemos este ejemplo en las palabras de los integrantes:
Al día siguiente, siete camaradas, entre los cuales se contaban Rosa Luxemburgo y Franz Mehring, estaban reunidos en el domicilio de Rosa [...] por la terrible traición de la socialdemocracia se decidió, a pesar de esta traición, organizar la lucha contra la guerra y reagrupar a todos los que estuvieras dispuestos a participar en el combate
El documento continúa relatando que la convocatoria fue un rotundo fracaso. Pero se sentían perseguidos policialmente, y debido a ello, comenzaron a trabajar en la clandestinidad.
La policía y demás autoridades de las fuerzas, tenían el permiso y el armamento para reprimir y movilizar a los dirigentes de extrema izquierda. El 7 de febrero de 1915 es movilizado Liebknecht, quien imponía miedo por su influencia, termina entre rejas. A los días siguientes, con fechas del 18 de ese mismo mes y año, es detenida Rosa Luxemburgo. A su vez, Clara Zetkin también fue detenida. La mayoría de los miembros de la organización fueron demorados en diversas cárceles; un punto claro es que parte de los responsables de que los espartaquistas fueran detenidos, fue por las acusaciones por parte de los socialdemócratas, quienes los denunciaban con la policía cuando repartían literatura clandestina. Se encontraban totalmente privados de llegar a las masas por un medio legal.
A Liebknecht se le retiró su inmunidad parlamentaria. Hubo un periodo de revueltas y huelgas sociales dentro de toda Alemania. El 29 de junio, al conocerse la condena a Karl, estallaron diversas huelgas en las ciudades. En diferentes ciudades, se distribuyeron panfletos provenientes de Rosa Luxemburgo: Política de perros y ¿Qué le ha sucedido a Liebknecht?
Se sabía que el líder del espartaquismo iba a tener un apoyo por parte del pueblo. "La manifestación del Primero de Mayo popularizada por los espartaquistas y el proceso y subsiguiente condena de Liebknecht -que las autoridades no pudieron camuflar- hicieron de éste un símbolo. Era elñ primer diputado alemán encarcelado porque apoyaba el final de la guerra" (Badía, 1975, p.123). El espartaquismo tenía el corazón del pueblo en sus manos. Mas de igual manera, la represión seguía presente de manera más violenta; líderes espartaquistas prácticamente encarcelados al mismo tiempo. Comenzó el deseo de aplastar y eliminar al espartaquismo antes de que tuviera todo el control y el favor de las masas sociales.
Si bien Rosa Luxemburgo fue liberada de la cárcel a fines de junio de 1916, a los pocos días volvió a ocupar una celda, mediante una acusación un tanto confusa. La policía le había puesto la excusa de que era una de las "agitadoras más peligrosas y más activas de la extrema izquierda socialdemócrata". A su vez, fue tambien culpada de ser la autora de un folleto titulado "Dos años y medio de cárcel".
Revolución y fundación
El año 1917 fue un año que dio un giro en el contexto de la guerra. "La revolución rusa es la manifestación más espectacular de la crisis que sacude al conjunto de los países beligerantes" (Broué, 1973, p. 60).
Un Concepto de guerra nuevo y la necesidad de más recursos implicaban más problemas hacia la economía del pueblo. Nuevas marchas, impulsadas por los dirigentes junto con el contexto que se vivía y con motivo del hambre del pueblo, estallaron.
La revolución rusa fue un movimiento clave para los espartaquistas. "La influencia de la revolución rusa es perceptible en el movimiento obrero alemán a partir de 1917, no sólo a través de las tomas de posición teóricas o prácticas de las revolucionarios alemanes, sino a través de la orientación de las masas de amplias masas obreras como sucedió con consignas como la de 'consejos obreros', traducción alemana de los 'soviets' rusos que tanto éxito tuvieron en sus filas" (Broué, 1973, p. 77). Era un momento para estallar la revolución alemana, el periodo de mayor actividad de este grupo.
Rosa Luxemburgo vivía años duros dentro de la cárcel, principalmente durante 1918. Sufría demasiado el triunfo del imperialismo alemán, la inminente muerte sobre la Revolución Rusa y sobre todo, por el proletariado alemán, El estallido de las huelgas durante el mes de enero y las restantes, el Kaiser obliga al parlamento a negociar la derrota. Se abrieron las puertas de las cárceles para algunos dirigentes opositores, pero esos calabozos vacíos eran completados con revolucionarios. Se anunciaba la democratización de toda la vida política mientras se concentraban tropas en las ciudades para continuar con la represión hacia las masas. Se habilitaba la libertad de las reuniones, pero era muy puesta en duda. Rosa exigió su libertad al cacniller; necesitaba empujar y actuar en toda revuelta. El 20 de octubre se decreta una amnistía general para todos los presos políticos: Karl Liebknecht recupera su libertad el 23 de octubre de 1918.
Pero esta amnistía no era válida para Rosa Luxemburgo, no era considerada una presa política. Mientras Alemania se seguía hundiendo, ella sostuvo unas semanas más encarcelada. Llegó el nuevo mes, noviembre y el clima con Liebknecht en libertad estuvo revolucionado. Los trabajadores y los marineros, principales cabezas de la revolución, se relacionaban con Liebknecht. Fue aceptado dentro de la organización berlinesa de los Revolutionäre Obleute, cuya finalidad era reagrupar a los sindicalistas de las fábricas provenientes de las huelgas ocurridas en enero. La policía seguía en carácter represivo: estaba a la caza de los miembros de esta organización, y obviamente y con más fervor, en la caza de Karl Liebknecht.
La ciudad alemana Berlín estaba totalmente acorralada por la revolución desde tres frentes del Reich, su momento llegó fechado el 9 de noviembre. Obreros abandonando sus lugares de trabajos estaban dispuestos a todo. "Guillermo II huyó a Holanda. Max von Baden anunció la abdicación del Kaiser y la renuncia del príncipe heredero a ocupar el trono" (Frolich, 1976, p. 6). Ebert se hacía cargo de la cancillería, otorgado por el príncipe, quien tenía un odio particular hacia la revolución. Pero ocurría algo que alegró y enfureció a la ciudad: desde el balcón del palacio, era el mismísimo Karl Liebknecht quien anunció la República Socialista. Con minutos de diferencia, desde el Reichstag, Scheidemann proclamó la República alemana.
Berlín, revolucionada por las manos de los obreros, fue el foco de todo. Las instituciones del estado fueron usuradas, las cárceles fueron tomadas por asalto. Rosa Luxemburgo y Leo Jogiches, entre otros presos más, fuero liberados. En la figura de Ebert se depositaba una confianza plena en su accionar. El 10 de noviembre fue colocado a la cabeza del gobierno revolucionario de los consejos de obreros y de los soldados, con una tarea fijada: derrotar militarmente a los trabajadores berlineses. A su vez, y con el afán de lograr su objetivo, firmó un pacto con el Estado Mayor del ejército, Groener e Hidenburg. En muchos lugares dentro del Reich ya se vivían encuentros sangrientos entre las tropas y los trabajadores. Un par de semans después, durante la primera semana de diciembre, la contrarrevolución ataca por primera vez, de manera abierta. Un grupo de soldados afirmaban a Ebert como el Presidente de la República, y le exigen que de un golpe de Estado. A su vez, en el norte de la ciudad, otro grupo de soldados atacan contra una manifestación de soldados rojos -la cual estaba autorizada- con la excusa de que era un futuro putsh espartaquista.
Se desencadena una campaña de caza contra los espartaquistas. El carácter de espartaquismo, bolchevismo, se convirtió en un símbolo de terror para los burgueses. Con esto, cualquier delito para los soldados, era culpa de los espartaquistas, principalmente de Rosa Luxemburgo, Karl Liebknecht y demás integrantes. Los dirigentes estaban en un estado de alerta constante, midiendo cada paso que daban: eran la presa del gobierno. Así fue tal caza, que el 7 de diciembre es detenido Liebknecht. "En diciembre de 1918 en Berlín, igual que en Petrogrado en julio de 1917, las masas radicalizadas ven en la lucha armada el recurso simplificador que resolverá el nudo gordiano de los argumentos políticos, en los que ya no quieren creer" (Broué, 1973, p. 152).
Enero: mes de la muerte
Se tomó una decisión importante: golpear a la cabeza del movimiento. Rosa y Karl se mantienen en la capital, deciden quedarse y no huir. Ellos quieren pelear por el golpe que estaban recibiendo sus copañeros obreros revolucionarios. Escondidos en los locales de la redacción del Die Rote Fahne, se movieron hacia un departamento cercano.
El 15 de enero, dentro de ese departamento, fueron detenidos junto a Wilhelm Pieck. Estos tres detenidos fueron alojados en el hotel Eden. Luego, Liebknecht y Luxemburgo son trasladados, pero con la intención de que sean asesinados en Moabit. Únicamente un solo periódico, el Vorwats fue el medio que anunció la detención de ambos dirigentes.
Llegó el momento del caos. "Mientras tanto, la prensa del mediodía anuncia la noticia bajo grandes titulares: Liebknecht y Rosa Luxemburgo han muerto, el primero al intentar huir, y la segunda linchada por desconocidos, que habían detenido su automóvil durante el traslado a Moabit" (Broué, 1973, p. 165). Solo el cuerpo de Karl llegó a la morgue, pero el de Rosa no fue encontrado hasta meses más tarde.
Estos asesinatos trajeron muchas consecuencias. El partido comunista terminó sin sus líderes, sus ejemplos, sus cerebros olíticos. Otro dirigente, FRanz Mehring, resultó moralmente muy debilitado por esta situación. Se encontró con la muerte a fin de ese mes de enero. El 10 de marzo, Leo Jogiches fue detenido y asesinado en un episodio confuso. Los contrarrevolucionarios estaban sepultados.
CONCLUSIONES
Si bien la fecha de inicio de la Spartakusbund podría ponerse en el 27 de enero de 1916, sería más conveniente situarla el 1 de ese mismo mes y año. Una organización que tenía sus ideales muy claros, eran leales a sus compromisos en contra del imperialismo y el capitalismo.
La revolución alemana se generó en un clima muy tenso, diverso desde donde uno lo mire. El estallido de la primer Guerra Mundial como el inicio de todo caos, el empuje de las fuerzas con lo ocurrido en la Revolución Rusa.
En un contexto de represión ideológico, donde los primeros encarcelados siempre fueron los integrantes de la Spartakusbund, hasta podemos decir que fueron presos políticos y se comprueba desde nuestro punto de inflexión, que desde el 4 de agosto de 1916, los votantes en contra de créditos militares fueron perseguidos por un régimen represivo gubernamental. Si bien puede tornarse asincrónico, el término "preso político" es una persona víctima de una violación a la libertad de pensamiento y de expresión.
Los dirigentes aguantaron hasta donde le permitieron, semanas entre rejas, políticos y compañeros en contra, muchísimos seguidores a favor de ellos, conocieron la muerte la misma noche. Los oficiales de la fuerza alemana fueron enjuiciados debido a que las muertes ocurridas no fueron a causas naturales. Me atrevo a decir que ambos dirigentes, Liebknech y Luxemburgo, fueron asesinados. A Karl lo asesinó la guardia que debía trasladarlo del Hotel Eden y la declaración policial sobre la muerte de Rosa tampoco cuadra de manera perfecta. La muerte de estos dirigentes derrumbó psicológicamente al resto de la organización y a sus seguidores. La revolución no solo se llevó un gran cambio social, sino que también a líderes políticos adversarios, quienes son y serán recordados por mucho tiempo. La revolución estalló, y con todo lo que la misma implicaba para la continuación del desarrollo del movimiento revolucionario.
BIBLIOGRAFÍA
- Badía G, Los espartaquistas: Los últimos años de Rosa Luxemburgo y Karl Liebknecht, Barcelona: Mateu, 1975, 2 vols.
- Bosch Alessio, C & Gaido, D, El marxismo y la burocracia sindical. La experiencia alemana (1898-1920), Archivos de historia del movimiento obrero y la izquierda, 2012, pp. 129-152.
- Broué P, Revolución en Alemania, Barcelona: A. Redondo, 1973.
- Frölich P, Rosa Luxemburgo: Vida y obra, Madrid: Fundamentos, 1976
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